sábado, 3 de noviembre de 2012

Capítulo 1. Las fases del desamor

Suena el despertador. Estúpido cacharro. Le doy un manotazo, le doy con tanta fuerza que se cae de la mesilla. Encima el ruido tan horrendo que hace al caer hace que me moleste más. Aparto poco a poco las sábanas de mi cuerpo y me levanto de la cama con desgana. Voy dando tumbos por la habitación hasta llegar a la ventana. Subo la persiana y empiezo a ver pequeños escollos de luz que entran a mi habitación a través del cristal. La subo del todo y observo el paisaje. Aún está amaneciendo. Para todos, este paisaje sería precioso: todo despejado, con unas pocas de nubes rosadas pintando el cielo azulado. Y toda la ciudad iluminada. Toda una postal para mandársela a tu enamorado. A todo el mundo le gusta esto. A todo el mundo, menos a mí. No me juzguéis, normalmente me suelen gustar, pero ahora reniego de todo lo romántico y todas esas ñoñadas. Ya probé lo que era estar enamorada por un hombre. Yo también era la típica ñoña que le encantaban todas las bobadas estas romanticonas. Pero me engañaron, y lo pasé mal. De echo, ahora me hallo en la tercera fase del desamoramiento. Sí, como oís, hay fases. Tres. La primera es la de hundirse y sentirse solo. La segunda es la de contárselo a alguien. Y por último, la tercera es la de salir y olvidarse de todo. Pensándolo mejor, no sé en que fase me encuentro, creo que en las tres al mismo al tiempo. Aún me siento ahogada, le echo de menos. Pero a la vez lo odio con toda mi alma. Lo de contárselo a alguien... Bueno, supongo que con que él ya lo sepa, vale. Y también me he olvidado de él hasta renegar del amor y de todo lo que conlleve a él. Supongo que esta será la cuarta fase. Se definiría como la fase en la que te has olvidado de él/ella pero aún lo extrañas. Odiándolo a la vez en mi caso. Es como una pequeña antítesis. Una pequeña pelea entre el amor y el desamor dentro de mi cabeza. El desamor va ganando la batalla.

Volviendo al mundo real, vuelvo en mí misma y dejo apartados mis sentimientos para otro momento más oportuno. Voy hasta mi armario. Bostezo. Elijo la ropa que me voy a poner. La cojo junto con mi ropa interior y me dijo hasta el baño. Deposito la ropa en un pequeño taburete de madera, junto al lavabo. Enciendo el grifo de la ducha y dejo que el agua vaya corriendo para que vaya cogiendo temperatura. Me quito la ropa y me meto en la ducha. Antes, pongo música en el móvil, como siempre hago para conseguir relajarme un poco y olvidarme de todo. "Tercera fase" - Pienso. - "Salir y olvidarse de todo". Busco en mi móvil entre las distintas carpetas de música y le doy a la primera lista, en orden aleatorio."A ver que me pones, sorpréndeme" Le doy al play y me meto en la ducha. El agua comienza a recorrerme todo el cuerpo, quitándome el frío propio de Noviembre y dándome calor mientras la canción comienza a sonar. Someone like you. Genial. Una canción perfecta para retroceder de un salto a la fase primera. Resoplo cansada por la mala jugada que me está haciendo pasar el día. Así pasan los casi cinco minutos que dura esta canción y para cuando termina, yo ya he acabado de ducharme. Salgo de la ducha y cojo la toalla que hay en la puerta colgada. Me enrosco en ella y me seco bien. Comienza a sonar Tanto, de Pablo Alborán. Se ve que no le caigo bien a mi móvil. "Al final no me has sorprendido." - Pienso.

Cuando ya estoy seca me visto y me seco el pelo. Me peino, me maquillo. Me paro un segundo y me miro al espejo. Físicamente soy la misma que hace un día, cuando Álex y yo rompimos al pillarle con su exnovia en la cama. Estúpido... Pero a la vez recuerdo todos los momentos vividos aquí. Cuando nos duchábamos juntos y nos poníamos a cantar baladas de amor de Carlos Baute a dúo, cuando en San Valentín él me preparaba siempre una sorpresa y llenaba el salón con velas, cuando se nos quemó nuestro primer pastel en el horno y toda la casa oliendo a humo, nuestros momentos en la cama... ¿Y ahora? ¿Ahora qué queda de eso? ¿Daría de nuevo la vida por el hombre que me engañó con su ex? Después de meses de amor incalculable, después de semanas que parecían haber sido sacadas de alguna novela romántica, después de todo eso, ¿qué quedaba? Rastrojos de un amor falso, de un amor que me dio el hombre que pensaba que me amaba. Pero se ve que me equivocaba. Como siempre, no todo puede ir tan perfecto, y nuestra relación hasta los últimos días, fueron los más bonitos de mi vida. Con recuerdos preciosos, ahora envenenados por el desamor y que inundan este piso. Toda mi casa está llena de recuerdos dolorosos.

Cuando termino de prepararme, salgo del baño, cojo mi bolso con mi móvil y demás y me dirijo hasta la puerta de la entrada. Cuando la abro, sólo salgo con un objetivo: Vender el piso y borrar los malos recuerdos, los buenos, todos. Fase tres: Salir y olvidarte de todo. Mudarme.

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