Paseo por las inmensas calles de León. Miro de un lado para otro. Buscando algún lugar donde pueda trabajar.
Paseo por las calles. Por el momento nada. Paso firme, más bien lento.
Por cada paso que doy, me encuentro a una pareja de enamorados. Jóvenes y no tanto, besándose, abrazándose o simplemente cogidos de la mano. Parejas felices. Parejas fieles.
Suspiro y aparto la mirada. Vuelvo a suspirar.
Enamorados. Yo también lo estuve, pero quizás del hombre equivocado. Quizás no del hombre adecuado. Nos queríamos, nos amábamos, pero supongo que sólo era yo la que daba amor. Él sólo mentía. O simplemente nuestro amor entro a un punto muerto en el que ya no se podía hacer nada más y él decidió hacer lo que hizo. Aunque eso no lo justifica. Me mintió. Yo le quería y él me mintió.
Vuelvo la mirada a esas parejas enamoradas que pasan a mi lado, les miro de reojo y vuelvo cabizbaja. Sigo mi camino mientras permanezco con la mirada perdida. Me evado de todo lo que me rodea, los recuerdos fluyen por mi mente como pequeñas diapositivas en movimiento. Mi corazón y todos mis sentimientos se rompieron en pedazos y los trozos desquebrajados que ahora nadan en mi interior no se han unido del todo. Quizás nunca se lleguen a unir de nuevo, quizás se queden así para siempre. Estoy dolida. La imagen de ellos dos... De él siéndome infiel. Infiel con mi mejor amiga, eso es lo peor. "Mejor amiga" , por supuesto.
Prosigo caminando y sin darme cuenta tropiezo con algo y me choco con una chica. Le pido disculpas, ella me sonríe cortésmente. La observo más atentamente y también viene acompañada por su pareja. Suspiro. Les tiendo una mirada de triste y sonrío sin ganas. Me aparto de ellos y sigo andando. Parece que siempre habrá algún obstáculo para mí.
Cuando parece que empiezo a deprimirme, mi móvil empieza a sonar por sorpresa. Lo cojo y sonrío al ver quién es. Descuelgo el móvil.
- ¿Félix?
- Vaya, veo que te acuerdas de mi nombre.
- Cómo olvidarlo...- Suelto una carcajada.
- Ya, ya.
- Bueno, ¿para qué querías llamarme?
- ¿Estás bien?- Esa pregunta me sorprende. Y más viniendo de él.
- Pues... pues claro.- Miento.- ¿Por qué no iba a estarlo?
- No sé, es que antes te vi con un poco de bajón y...
- No, bueno, no pasa nada. Ya estoy mejor...
- ¿Seguro? ¿No quieres que te acompañe a buscar trabajo ni nada?
- No, de verdad, en serio ya estoy mejor...
- De acuerdo, entonces voy para allá.- La respuesta me desconcierta un poco.
- ¿Qué? Pero si te he dicho que estoy bien, de verdad. No hace falta.
- Ya.- Hace una pausa.- Violeta, sé cuando me mienten.
- ¿A sí?- Pregunto como si nada.
- Sí, es un don.- Le oigo reírse.- Y tú estás mintiendo ahora mismo. Lo sé, lo noto.
- Ya.
- ¿Sarcástica?
- Que va...
- Ya.
Suspiro. Menudo tonto está hecho. Sonrío. Tonto, pero por el momento es mi amigo.
- Bueno, ¿entonces quieres que demos una vuelta?
- Eeem...- Me replanteo la idea. Hombre, tan mala idea no es. Así me despejo un poco.- Vale, me has convencido.
- Siempre lo hago.- Sonrío, sonreímos los dos. En las dos líneas.- ¿Dónde estás ahora mismo?
Miro a mi alrededor buscando algún cartel dónde ponga el nombre de la calle. Ahí esta.
- San Andrés. Calle San Andrés.- Vuelvo a mirar para comprobar que no me equivocado.
- De acuerdo, pues voy para allá. Espérame, ¿eh?
- No, me voy. Anda que...
- ¿Sarcasmo?
- ¿En serio?- Suelto un bufido.- ¿Te tengo que enseñar un cartelito cada vez que...?- Suspiro.
- Bueno, bueno.- Ríe.- Voy para allá.- Y cuelga.
Yo también lo hago. Guardo el móvil en mi bolsillo del pantalón y espero sentada en banco junto a una floristería.
Miro las flores. ¡Qué bonitas! Me podría regalar alguna... Ni siquiera sé por qué me planteo esto. De todas formas voy a salir a dar una vuelta con él, no es tan horrible como parece. ¿Sarcasmo? Quién sabe...
Paseo por las calles. Por el momento nada. Paso firme, más bien lento.
Por cada paso que doy, me encuentro a una pareja de enamorados. Jóvenes y no tanto, besándose, abrazándose o simplemente cogidos de la mano. Parejas felices. Parejas fieles.
Suspiro y aparto la mirada. Vuelvo a suspirar.
Enamorados. Yo también lo estuve, pero quizás del hombre equivocado. Quizás no del hombre adecuado. Nos queríamos, nos amábamos, pero supongo que sólo era yo la que daba amor. Él sólo mentía. O simplemente nuestro amor entro a un punto muerto en el que ya no se podía hacer nada más y él decidió hacer lo que hizo. Aunque eso no lo justifica. Me mintió. Yo le quería y él me mintió.
Vuelvo la mirada a esas parejas enamoradas que pasan a mi lado, les miro de reojo y vuelvo cabizbaja. Sigo mi camino mientras permanezco con la mirada perdida. Me evado de todo lo que me rodea, los recuerdos fluyen por mi mente como pequeñas diapositivas en movimiento. Mi corazón y todos mis sentimientos se rompieron en pedazos y los trozos desquebrajados que ahora nadan en mi interior no se han unido del todo. Quizás nunca se lleguen a unir de nuevo, quizás se queden así para siempre. Estoy dolida. La imagen de ellos dos... De él siéndome infiel. Infiel con mi mejor amiga, eso es lo peor. "Mejor amiga" , por supuesto.
Prosigo caminando y sin darme cuenta tropiezo con algo y me choco con una chica. Le pido disculpas, ella me sonríe cortésmente. La observo más atentamente y también viene acompañada por su pareja. Suspiro. Les tiendo una mirada de triste y sonrío sin ganas. Me aparto de ellos y sigo andando. Parece que siempre habrá algún obstáculo para mí.
Cuando parece que empiezo a deprimirme, mi móvil empieza a sonar por sorpresa. Lo cojo y sonrío al ver quién es. Descuelgo el móvil.
- ¿Félix?
- Vaya, veo que te acuerdas de mi nombre.
- Cómo olvidarlo...- Suelto una carcajada.
- Ya, ya.
- Bueno, ¿para qué querías llamarme?
- ¿Estás bien?- Esa pregunta me sorprende. Y más viniendo de él.
- Pues... pues claro.- Miento.- ¿Por qué no iba a estarlo?
- No sé, es que antes te vi con un poco de bajón y...
- No, bueno, no pasa nada. Ya estoy mejor...
- ¿Seguro? ¿No quieres que te acompañe a buscar trabajo ni nada?
- No, de verdad, en serio ya estoy mejor...
- De acuerdo, entonces voy para allá.- La respuesta me desconcierta un poco.
- ¿Qué? Pero si te he dicho que estoy bien, de verdad. No hace falta.
- Ya.- Hace una pausa.- Violeta, sé cuando me mienten.
- ¿A sí?- Pregunto como si nada.
- Sí, es un don.- Le oigo reírse.- Y tú estás mintiendo ahora mismo. Lo sé, lo noto.
- Ya.
- ¿Sarcástica?
- Que va...
- Ya.
Suspiro. Menudo tonto está hecho. Sonrío. Tonto, pero por el momento es mi amigo.
- Bueno, ¿entonces quieres que demos una vuelta?
- Eeem...- Me replanteo la idea. Hombre, tan mala idea no es. Así me despejo un poco.- Vale, me has convencido.
- Siempre lo hago.- Sonrío, sonreímos los dos. En las dos líneas.- ¿Dónde estás ahora mismo?
Miro a mi alrededor buscando algún cartel dónde ponga el nombre de la calle. Ahí esta.
- San Andrés. Calle San Andrés.- Vuelvo a mirar para comprobar que no me equivocado.
- De acuerdo, pues voy para allá. Espérame, ¿eh?
- No, me voy. Anda que...
- ¿Sarcasmo?
- ¿En serio?- Suelto un bufido.- ¿Te tengo que enseñar un cartelito cada vez que...?- Suspiro.
- Bueno, bueno.- Ríe.- Voy para allá.- Y cuelga.
Yo también lo hago. Guardo el móvil en mi bolsillo del pantalón y espero sentada en banco junto a una floristería.
Miro las flores. ¡Qué bonitas! Me podría regalar alguna... Ni siquiera sé por qué me planteo esto. De todas formas voy a salir a dar una vuelta con él, no es tan horrible como parece. ¿Sarcasmo? Quién sabe...

Que bonito:)
ResponderEliminarEspero que sigas escribiendo muchos más!
un besazo